Cultura/s

Entrevista a Vicente Zito Lema poeta, periodista, docente, militante de derechos humanos

“Para construir un nuevo mundo hay que tener capacidad de delirio y vocación subversiva”

Fernando Chamorro
Eduardo Galeano cuenta en su libro “Días y noches de amor y de guerra” cuando Vicente dijo un discurso el último día de la huelga de hambre por los presos políticos, allá en el año 1971: “Vicente se alzó en las tribunas y más allá de la multitud vio a su mujer y a sus hijas jugando en el prado con las vacas y los perros, entonces se olvidó de las consignas políticas y se lanzó a hablar del amor y la belleza. Desde abajo le tiraban del saco, pero no había manera de pararlo”. Y todavía no hay manera. Vicente Zito Lema (Buenos Aires, 1939) es uno de los protagonistas y supervivientes de una generación que vivió una de las etapas más trágicas y heroicas de la historia reciente de Argentina. Empezó a escribir desde muy joven para encontrar la belleza y a la vez, estudió derecho para luchar contra la injusticia social. Para él, “sin justicia y sin belleza no se construye el mundo”. Sin embargo, sus inicios en esa búsqueda de justicia, fueron trágicos. En una charla de la universidad en la que se encontraba la madre del Che, aparecieron fuerzas para-policiales y dispararon a mansalva. Algunos de los allí presentes cubrieron con sus cuerpos a la Madre del Che. El recibió dos balazos en una pierna y su compañera Malena cayó muerta por un disparo en la cabeza. “Te quedan dos caminos: o te escapás y nunca más volvés o te hacés más duro y seguís”. Muchos compañeros habían caído ya y otros más habrían de caer por el odio y las balas, así que decidió seguir.
Desde muy joven sintió un gran interés por la defensa de los sectores más marginados de la sociedad como son los presos y los enfermos mentales. “Si se quiere conocer cómo es una sociedad hay que conocer sus cárceles y sus manicomios”, sostiene. “Cuanto más terrible es la represión en esos lugares es la prueba científica, espiritual y material de cómo van las cosas en esa sociedad”. Comenta que fue uno de los temas que le abrió los ojos. “Viendo el sufrimiento en las cárceles y en los manicomios, comprendí como en un espejo gigante lo que es el resto de la sociedad. Ahí pude ver el alma humana y sus contradicciones pero pude ver también como el sistema destruye al más débil de una manera monstruosa”. Comprendió que son los sectores más débiles e invisibles, por lo tanto, más fáciles de castigar y más difíciles de defender. Dice que en esos dos espacios la lucha era más dura y era ahí donde quería pelear. A pesar de que sus compañeros le decían “ Vicente dejá a los locos y vení a cambiar el mundo”, el tenía claro que “una revolución que no sea para cambiar el mundo en su totalidad, no es una revolución sino que se transforma en una reforma”. Y para Vicente “una revolución debe ser también poética y hay que construirla en el conjunto de la sociedad”. Por eso escribe poesía como una medicina para curar el alma pero también como un arado que surque a los a los hombres para cosechar un nuevo mundo.
Al tiempo que milita en los derechos humanos empieza a trabajar como periodista. Funda y dirige las revistas literarias Cero y Talismán entre 1963 y 1969. En la década de los setenta, época del periodismo militante, colabora con Julio Cortázar y Rodolfo Walsh en la revista Liberación. A pesar de que Vicente es bastante cuidadoso al hablar de sus amigos “porque había gente que ganaba plata diciendo yo soy amigo de”, recuerda los años de periodismo junto a Walsh como tiempos de muchísimo trabajo. “Rodolfo era el ejemplo de hombre trabajador, durísimo, crítico y riguroso consigo mismo y con los demás. Todos esos compañeros eran el uno más trabajador que el otro”. En ese aspecto, define a su generación como “Guevarista”. “El Che dejó una huella en nosotros, nos dejó el ejemplo de la obstinación y de la fuerza en el trabajo”. Vicente casi siempre utiliza el plural para hablar de él. “Lo que pasa que de mi generación quedamos pocos que sigamos comprometidos con los sueños de esa generación revolucionaria, porque muchos no quieren saber más nada, otros trabajan para el poder, otros quedaron en el exilio y la mayoría o murieron o por razones de enfermedad desgraciadamente no pueden participar. Entonces los pocos que quedamos tenemos que dar testimonio de nuestra generación”, argumenta este luchador nato que sigue dando la batalla.
En 1973 dirigió la revista Crisis junto con Eduardo Galeano. La revista, en la que además escribieron Juan Gelman y Haroldo Conti, cierra en 1976 tras el golpe militar, el secuestro y desaparición de Conti, de los hijos de Gelman y de la persecución de quienes formaron Crisis. “Cuando dirigí la revista Crisis con Galeano y Gélman, éramos muy jóvenes pero por esas cosas de la historia teníamos una representación social y obvio que a nosotros nos castigaban más y nos querían matar y no nos podíamos quedar”. Y fue por azares del destino que siguió con vida, ya que un día lo llamó un tipo al que tiempo atrás defendió como abogado y no le cobró. *“Estoy en un comando para operaciones especiales y tengo la orden de matarlo”, le dijo. Le sugirió que lo mejor sería que desapareciera por un tiempo y le advirtió de que ya no le debía nada. “Si vuelven a darme la orden y lo encuentro, lo mato” le espetó. Recuerda esa época sin heroicidad. Para él, como para tantos otros, la obligación de luchar por los sueños estaba por encima de los miedos. “Cuando se está en medio de esos periodos revolucionarios uno no tiene miedo a nada, se pasan esos periodos y vuelven los miedos habituales”, explica mientras me cuenta riendo que el otro día, antes que lo inyectaran, preguntó a la enfermera si no le podían cambiar las inyecciones por algunas pastillas.
Una vez que los militares lo invitaron a abandonar Argentina, al igual que a sus compañeros, viajó por algunos países de Europa hasta establecerse en Holanda. Nunca se sintió un exiliado profesional como decía Benedetti. Recuerda los años del exilio con dolor pero también con alegría porque estudió mucho, tuvo muchos amigos, escribió libros, siguió peleando, conoció a su mujer con la que llevan 33 años juntos y tuvo hijos. “El amor ayuda a la vida y hay compañeros que en el exilio no tuvieron amor, y si el exilio de por sí es duro, sin amor lo es más todavía”. Continuó militando en la defensa de los derechos humanos junto con Julio Cortázar, David Viña, Tito Pauletti y otros compañeros. Se ataron con cadenas a la embajada, pararon trenes que llevaban aviones que usaban para tirar a la gente al río y continuaron denunciando todas las atrocidades de la Junta Militar Argentina y su terrorismo de estado. Vicente insiste en que “el que quería pelear en el exilio vaya que tenía espacio, lo que pasa es que muchos estaban tan tristes y melancólicos que no querían hacer nada y lamentablemente fueron superados, pero otros dijimos no. No fui superado por mis obstinaciones, por mis pasiones pero también por la suerte del amor, porque el amor te da vida”. Junto a Cortázar y otros intelectuales también conformó la Comisión Argentina de los Derechos Humanos (CADHU). Recuerda esas fechas con mucho amor, coraje y fraternidad. Con la dictadura todavía tambaleándose y la incipiente constitucionalidad, decidió volver a Argentina. Entonces Cortázar hizo un acto en la Sorbonne para presentar su libro Rendición de Cuentas. Vicente era un hombre que había luchado mucho en el exilio, de modo que los servicios secretos tenían información de su militancia y Julio tenía miedo de que le pasara algo. Entonces “él organizó todo y salió en los medios diciendo que yo volvía al país como para darme una especie de protección, Julio era muy solidario”.
El autor de Belleza en la Barricada recuerda con especial emoción algo que Cortázar le dijo antes de que volviera a la Argentina: “Vicente te volvés al país pero no vas solo, cargás los compañeros que quedaron en el silencio”. Y como un homenaje y una continuación de los sueños de sus compañeros sigue luchando. A su vuelta del exilio retomó su trabajo de docente y periodista. Dirigió Crisis. Fin de Siglo y La Maga y publicó numerosos libros de poesía y teatro. Continuó con su defensa de los derechos humanos y su apoyo a Madres de Plaza de Mayo con las que tiene vinculación desde su creación. De esa relación nace la obra de teatro Mater que habla sobre la gestación de la asociación. Con las Madres fundó también, la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo, como un espacio donde debatir ideas que plantean los límites entre lo estatal y lo público, las diferencias entre lo legal y lo legítimo y en estos momentos está trabajando en el derecho al delirio y el derecho a la subversión. “Creo que hay que reivindicar el derecho a ser subversivo y el derecho al delirio como las formas más fuertes del sueño humano y de la libertad humana, pero vista no como una concesión que da el estado sino como una potencia que todo ser humano tiene en sí”. Y construir un nuevo mundo es para el poeta, el más hermoso y total de los delirios porque choca con la realidad y se construye de forma subversiva. “Mediante la ley nunca lo vas a hacer, la razón siempre te va a decir tené cuidado las fuerzas están en contra. Para construir un nuevo mundo hay que tener capacidad de delirio y vocación subversiva”. Y eso es lo que trata de enseñar a los estudiantes y a la gente que se le acerca, “aunque algunos se asustan”, dice con una gran sonrisa.
Vicente sostiene que las universidades, tal y como están organizadas, “funcionan como una fábrica de profesionales que no cuestionan nada, no deliran nada ni subvierten nada, los profesionales se ponen a trabajar enseguida para el sistema. Los psicólogos se sientan a esperar que acudan los neuróticos y ganarse la vida perpetuando su neurosis. Los abogados defienden a ultranza la propiedad privada por más que vean que la gente duerme en la calle y que es humillada en su condición humana de una forma monstruosa por la pobreza”. Las universidades, dice, son estructuras que perpetúan la dominación del poder y dejan de ser “un espacio de disputa, de formación intelectual para el crecimiento de la conciencia crítica, para cuestionar y generar nuevas formas de pensar”. Por eso sigue dando la pelea dentro de las universidades y fuera. “Doy la pelea fuera tratando de formar universidades verdaderamente públicas”. Actualmente es el rector de la Universidad de los Trabajadores que funciona en una de fábrica recuperada por los trabajadores ya que en el año 2003, renunció por razones éticas a la dirección de la Universidad de Madres debido a unos escándalos económicos con el apoderado de la asociación. Escándalos que dejaron una mancha y una gran herida dentro de ese organismo. Aún así asegura que ama y respeta a las madres pero sabe que “tienen un límite, se mueven por el dolor y por la valentía que da ese dolor, el dolor es legítimo pero tiene límites, no te permite ver de golpe cosas. Hay que tener la conciencia para mirar las cosas en su conjunto pero es muy difícil porque cuando a vos te secuestran o matan un hijo, el dolor de esa pérdida es enceguecedor. Por eso yo las quiero y las defiendo”.
El autor de La pasión del piquetero dice tener el privilegio de militar en los derechos humanos por una cuestión revolucionaria y no por una cuestión de sentimiento personal. “Para mí, Rodolfo Walsh y Paco Urondo eran mis compañeros y amigos del alma y por eso escribo sobre ellos. Les he dedicado poemas y todo pero también compartía con ellos una estrategia revolucionaria y desde ese lugar es más amplio que el dolor”. E insiste en que es el sueño de los compañeros lo que hay que acompañar “porque nosotros peleábamos por la construcción de un nuevo mundo y si se quiere honrar a los compañeros caídos más se los honra luchando por sus ideales que están vivos que incluso, aunque parezca una paradoja, por el castigo. Está bien que se castigue pero no pagando el precio de callarnos la boca por los crímenes del hoy”. Por eso sigue regando los sueños y las esperanzas y con su trabajo y obras invita a las personas a la creación del nuevo pensamiento crítico que “debe ser legítimo y no legal, subversivo y no adaptativo, con capacidad de delirio y no de repetición de la pesadilla de la vida como es hoy”.
Fernando Chamorro es periodista

Un documental sobre la resistencia contra el golpe militar del 11 de septiembre

La historia recién comienza a escribirse: «Más fuerte que la metralla»

Pepe Burgos
Este documento audiovisual de 84 minutos es un trabajo de 5 años de investigación, basado en entrevistas de primera fuente los testimonios han sido revisados por la asesoría profesional en historia y antropología. Por los profesionales: profesores de historia Juan Carlos Espinosa, Renzo Gamboa, y la antropóloga especializada en tema de la memoria Adriana Goñi.
En la investigación hemos recurrido a la entrevista directa, así como a la exposición abierta en foro y en encuentro de asamblea, utilizando la cámara de video cuando ha sido permitida grabar en función video y de voz en off cuando no hemos sido autorizado de grabar las imágenes de personas, pero si el audio dado a la importancia del registro histórico. En el trabajo de montaje audiovisual se ha tenido especial cuidado en unir los puntos de narración de los entrevistados que son de los años 2006, 2007, 2008, 2010. 2011. Cotejada y revisada la información se ha editado con la veracidad de los hechos históricos. No ha existido animo de sobre dimensionar así como menoscabarlo los hechos históricos. No, nos hemos abanderizado por posturas de partidos politicos del periodo que se mencionan. Nuestro punto de vista es desde la historia y sin ponencias partidarias. Nuestro objetivo es dar a conocer una verdad ocultada por años a las jóvenes generaciones por intereses políticos mezquinos por más de 30 años, como fue la resistencia y el combate en la Moneda, Obras Publicas, en Tomás Moro (Casa presidencial). En Indumet, en la planta Sumar Poliéster y la población la Legua.
El video nos da a conocer la estrategia de defensa de la resistencia improvisada que construye Arnoldo Camú para abrir un corredor en auxilio a la moneda, en donde se encontraba atrincherado el presidente Salvador Allende con apenas un puñado de no más 26 hombres armados en la moneda y 8 hombres en armas en Obras públicas defendiendo la moneda. Se tendió un fuerte cerco por un contingente de 2 mil efectivos militares, con artillería, tanques y aviación sobre la moneda. (Entrevista al general Canesa, informe especial año 2003) La relación desproporcionada fue de 34 defensores de la moneda contra 2 mil efectivos militares que conformaban el cerco sobre la casa presidencial. El intento de auxilio de abrir un corredor desde la zona Sur de Santiago por las calles que desembocaban a la Alameda, se planteo en el equipo de los elenos que comandaba Arnoldo Camù a petición de Salvador Allende que envió un emisario con ese propósito. Ese apoyo no se logro materializar porque fue sobrepasado por el copamiento militar de la ciudad que aplacó todo foco de resistencia en la zona Sur de Santiago, cabe destacar que en este intento de auxilio que si se intento cayeron muchos compañeros, que hoy figuran en las listas de ejecutados, detenidos desaparecidos, prisioneros politicos y exiliados.

Nuestro primer trabajo que aborda la historia de la resistencia de la población La Legua lo realizamos en el año 2007 en el documental “Septiembre Pueblo y memoria” en donde entregamos los primeros antecedentes de la resistencia de La Legua, trabajo embrionario e insuficiente es muchos aspectos, ya que faltaban elementos importantes a dar a conocer que tenían que ser aportado como testimonio por los sobrevivientes de los combates de la Moneda, Tomás Moro, Indumet, Sumar Poliéster, La Legua, aporte importante entregado por los compañeros “Eladio”, “Mono Pablo”, Hugo Valenzuela, Víctor Ali, Joaquín Abarzúa, Miguel Pizarro, Omar Pradel, Raúl Celpa, Cristina, Renato Moreau, Manuel Cortés, Pedro del Fierro, poblador de voz en off, Margarita Duran. Un total de 18 compañeros y compañeras entrevistados desde el año 2006 al 2011.

Si bien este esfuerzo de construcción de una historia mostrada a través de imágenes audiovisuales, es una historia aún desconocida para las nuevas generaciones, es hoy por hoy insuficiente, y de eso estamos concientes, esperamos sin embargo que sea un grano de arena en el aporte de contar la verdad, de esclararecer lo que sucedió, despejar el mito derrotista “de que el pueblo chileno no resistió el golpe militar”, verdad a medias que se instaló por más de 30 años.
Sinopsis : El 10 de Septiembre del 2010 se reunieron en la población la Legua. Un núcleo de pobladores y algunos ex combatientes del aparato militar del PS conocido como “Los Elenos” quienes resistieron el día martes 11 de Septiembre de 1973 en dicha población. El relato apasionante de Renato Moreau (segundo jefe del aparato militar del PS 1973) nos transporta al día martes 11 de Septiembre de 1973; quien nos cuenta, que se reunieron representantes de la comisión politica del PC, PS y MIR en la industria Indumet para coordinar la resistencia de ese día. Se vieron súbitamente atacados por fuerzas golpistas de la escuela de suboficiales de carabineros con tanquetas mowag que llevaban instalada una ametralladora punto 30 y que lanzaron una lluvia de disparos. No esperaban entrar aún en un combate, sin embargo se vieron en la necesidad de responder el fuego en una improvisada y desigual resistencia. Es Arnoldo Camù que se arroja al suelo y con su fusil Kalashnicov dispara en dirección al portón de entrada por donde las tropas golpistas irrumpen en Indumet. Dadas las circunstancias desfavorables deciden evacuar , logran el objetivo derribando una pandereta divisoria con la fábrica Pizarreño y por ahí rompen el cerco, llegan a la calle San Joaquín e ingresan por un callejón infernal de más de 300 metros de largo de paredes altas, de nombre “Venecia”.

Esta columna de aproximadamente 150 hombres armados se desplazan al trote a una distancia entre si de 2 metros cruzando el callejón Venecia y llegan finalmente a la población La legua. El relato de Margarita Duran complementa este cuadro diciéndonos que una célula de la JJ.CC sale de la sede “Galo González” en ese entonces ubicada en los alrededores de la plaza de La Legua calle Copihue con Pedro Alarcón en busca de algún elemento para resistir se desplazaban por la calle comandante RíesLehr cuando venían cerca de Toro Zambrano vislumbran una columna de compañeros con armas que venían disparando, no saben quienes son, se cruzan con la columna y es su pareja que les dice, compañero no vayan disparando, porque aquí toda la gente es de izquierda y le pregunta a donde van, ellos les dicen que van a la Poliester y el encabeza la columna integrándose al grupo de resistencia. Avanzan solo unos metros cuando en Toro Zambrano viene una micro de carabineros que se cruza con la columna y hay un pequeño tiroteo, los carabineros se rinden sin dar combate, los compañeros, les perdonan la vida y los dejan ir.
Son apenas 150 improvisados combatientes armados de fusiles kalashnicok AKA 47 con solo 120 tiros por hombre, alcanzaba solo para un combate. Sin embargo se estructuraron en tres columnas: vanguardia centro y retaguardia, toman una posición estratégica en la población La Legua. Llegan a la plaza en Copihue con la calle Alcalde Pedro Alarcón en donde encuentra el cuartel de bomberos, justamente viene el carro de bomberos cuando lo interceptan bajan a los bomberos y le piden al cuartelero que conduzca el vehiculo y recorren la población llamando a la defensa del gobierno de Salvador Allende, la población los recibe entusiasmada apoyando a este contingente de improvisados combatientes montados en un carro de bomberos.

Media hora antes llegaba a Sumar Nylon un contingente de miembros del GAP que provenían de la defensa de Tomás Moro (casa residencia de Salvador Allende que fuera bombardeada por las fuerzas golpistas) En su repliegue trasladan en dos camionetas Chevrolet C10 un escaso material bélico a un segundo punto de resistencia que era el complejo textil Sumar. Llegan a la planta “Sumar Nylon” y se encuentran con la industria desmovilizada. Los miembros del GAP cambian su objetivo y se dirigen a la planta vecina “Sumar Poliéster” a escasos 100 metros.
El sindicato de Sumar Poliéster era dirigido por militantes del Partido Socialista quienes según el relato de Hugo Valenzuela el presidente del sindicato Sumar Poliester con apenas 23 años. En asamblea sindical deciden quedarse en la planta a resistir el golpe de estado. Entran las 2 camionetas C10 a la planta Sumar Poliéster y se dirigen al subterráneo y descargan aproximadamente 50 fusiles AKA y una ametralladora punto treinta, se reparten entre los obreros las escasas armas de preferencia en aquellos que tenían instrucción militar y toman posición estratégica para el combate instalando en la copa de agua de 30 metros de altura aproximadamente una ametralladora punto 30 No pasa màs de 10 minutos cuando llega un helicóptero artillado “Puma” piloteado por militares que descargaba sin misericordia su ametralladora sobre los obreros de sumar Poliester. Se responde el fuego, el helicóptero se retira con aproximadamente 30 impactos y debe de aterrizar de emergencia en el grupo 10 de la base “El Bosque” en la calle gran avenida paradero 37… Este hecho es relatado por más de 3 entrevistas a diferentes personas en el documental.
Media Hora mas tarde llega el grupo de combatientes de Indumet que encabeza Arnoldo Camù a Sumar Poliéster. Concentrándose un contingente de más de 200 obreros armados que en un lapsus de tiempo breve, vuelven a salir de Sumar Poliéster con destino a Mademsa con el objetivo de agrupar un contingente superior que abriera un corredor en auxilio a Salvador Allende atrincherado en la moneda. En su segunda pasada por la calle Copihue con Pedro Alarcón se vive la situación de refriega tan comentada del bazoocazo de la micro de carabineros. Hay innumerables escaramuzas de combates, solo algunas son relatadas en el documental como el caso de los francotiradores de La legua que se apostan en los techos de las casas disparando contra las tanquetas Mowag que causaban estragos en la población.

Este equipo de defensores del gobierno de Salvador Allende se mantuvo por 3 días en la población La Legua y solo tuvo que hacer abandono de ésta producto de la amenaza de bombardeo a la población civil de parte del jefe de la aviación Gustavo Leihg Guzmán. Este cuerpo de combatientes elenos, mas los obreros de Indumet y Sumar Poliester llegaron a sumar sobre 300 compañeros que coparon la población La Legua y que fueron abandonando la población de a poco.
El gigantesco allanamiento producido el domingo 17 de Septiembre de 1973, aún quedaban células de combatientes elenos atrapados en la población y que no podían hacer abandono de esta. La fuerte represión de allanamiento buscando armas se repitió por 3 veces de Septiembre a Diciembre. Los pobladores y obreros de Indumet y Sumar fueron a parar a Londres 38, estadio Chile, estadio Nacional, Tres álamos, campos de concentración Tejas Verdes, Ritoque, Chacabuco, Pisagua.
La búsqueda para asesinar a los combatientes elenos fue bestial, asesinando en Septiembre del mismo año al jefe de la resistencia de La Legua Arnoldo Camù, un par de meses después cae detenido Renato Moreau segundo jefe de la resistencia y sobreviviente que nos relata los hechos, Hugo Valenzuela presidente del sindicato Sumar Poliester paso por los campos de concentración Chacabuco y Pisagua. A Margarita Duran (21 años) le asesinan a su compañero de 26 años en la llamada operación Leopardo, le detienen a su padre y ella es detenida 3 veces terminando en un campo de concentración de Tejas Verdes y posteriormente en el “buen pastor” centro de detención dirigido por una monja que se ufanaba de autollamarse “la monja fascista”.
El precio que han tenido que pagar quienes se han atrevido a desafiar a los poderosos de este país siempre ha sido muy alto. Este documental si bien es humilde en recursos tecnológicos ha querido instalar justicia histórica contando lo que otros por acción u omisión no se han atrevido, la lucha de un pueblo y desmentir la falacia derrotista que se instalo por largos 30 años de que el pueblo chileno no peleo. Es hora de entregar a las nuevas generaciones de luchadores sociales la historia verdadera de la lucha de un pueblo sin armas y en donde hubo resistencia armada contarla tal como fue, sin adornarla y pretender justificar las posiciones políticas actuales de políticos de izquierda que no quieren mirar al pasado porque les asusta la imagen de un Allende que fue dejado solo en la moneda resistiendo hasta el ultimo tiro. Hubo si hombres y mujeres que no lo abandonaron, la historia se escribe con ese temple. La historia recién comienza a escribirse.
– El autor es el director del documental Más fuerte que la metralla.
Para ver el Documental en linea: http://www.youtube.com/watch?v=lBQjp5sPHXw

Un escritor nunca es neutral

Andrés Rivera

El pasado 13 de agosto se presentó el escritor Andrés Rivera en la Biblioteca Popular “Eduardo Martedí” del barrio porteño de Balvanera (Pasco 555). Fundada por un grupo de jóvenes discípulos, lleva su nombre en homenaje al historiador, docente y militante socialista fallecido en 2003. Allí se desarrollan variadas actividades: presentaciones de libros, videos, charlas, encuentros de poesía, peñas, etc. Fue inaugurada en marzo de 2010 y pasaron por su amplio salón de fiestas, entre otros: Alfredo Grande, Juan Carlos Cena, Ricardo Napurí, Daniel Omar de Lucía, Luis Mattini, Mariano Pacheco, Alejandro Lipcovich, Henry Boisrolin y Vicente Zito Lema. Cuenta con un patrimonio de 3000 libros, habitualmente frecuentados por vecinos y estudiantes del barrio. En la oportunidad, Mario Hernandez, habitual presentador de las charlas, grabó la conferencia de Andrés Rivera que luego de una breve presentación respondió a las preguntas de un público que alcanzó el centenar de personas. Fragmentos de la charla ofrecida por el escritor Andrés Rivera el pasado 13 de agosto en la Biblioteca Popular “Eduardo Martedí” (Pasco 555) del barrio de Balvanera (CABA) Desgrabación y Edición: Mario Hernandez
Uds. saben que se habla de literatura comprometida. Esa expresión se acuñó -a mi juicio-, cuando Jean Paul Sartre entró decididamente en el campo político e ideológico. El dio pie a este término: literatura comprometida, expresión a la que algunos hemos y seguimos adhiriendo.

La literatura argentina, la narrativa siempre estuvo comprometida. Les voy a leer dos o tres títulos como ejemplo: El Matadero de Esteban Echeverría, Amalia de José Mármol y “Emma Zunz” (cuento incluido en el libro El Aleph) de Jorge Luis Borges.

Ahí está parte de nuestro pasado y el Borges que nos quieren vender. El mismo que escribió “Emma Zunz”, que es un cuento comprometido política e ideológicamente.

Amalia de José Mármol está escrita por un unitario. Un enemigo declarado de Juan Manuel de Rosas, a quien no se trata de reivindicar, porque a mi juicio fue el mayordomo de los grandes hacendados y terratenientes bonaerenses que siguen hoy. Basta asomarse a la Sociedad Rural y ahí están, formando parte de la Mesa de Enlace cuatro o cinco apellidos de origen italiano. Pero detrás están esos grandes hacendados que vienen desde la inconclusa Revolución de Mayo. Son los que intentó combatir Moreno, los que enfrentó Castelli y los que erigieron a Rosas como su representante político e ideológico, al punto que no es osado afirmar que La Mazorca fue el primer Grupo de Tareas que conoció el país. Las organizaciones de Derechos Humanos contabilizan 30.000 desaparecidos, y hablan de los Grupos de Tareas. La Mazorca fue un Grupo de Tareas. Inauguró el universo de los Grupos de Tareas que tienen nombre y apellido, varios, voy a dar solamente dos: Emilio Eduardo Massera y Ramón Camps, que fue Jefe de la Policía de la Provincia de Buenos Aires. Para no hablar de todos aquéllos que mandaron al exilio o a la muerte, a miles y miles de argentinos. Esto habla también de cuán fuerte es la tradición de la literatura comprometida argentina con los títulos que acabo de leerles. No hay otra para los intelectuales argentinos. No hay posibilidades de evadirnos del mundo en el que vivimos. El panorama actual Personalmente soy un privilegiado. ¿Sólo porque no vivo miserablemente? No, vivo muy bien. El Premio Nacional de Literatura me proporciona una cantidad respetable de dinero mes a mes. Creo que se equivocaron cuando me dieron el premio, no se dieron cuenta y ahí está.

Entonces, pienso qué ocurre hoy, después de esta breve enunciación de nuestro pasado, en la literatura de ficción. En primer lugar hay que destacar un hecho: hace décadas que desaparecieron esas editoriales argentinas que fomentaban el libro y daban pie para que los jóvenes escritores, que por primera vez debutaban con sus inéditos en el mundo real de la ficción, pudieran hacerse conocer. Hoy eso ha desaparecido. Hoy los escritores e intelectuales argentinos enfrentan o tocan el timbre en grandes editoriales españolas, que se han expandido por todo el país. Hoy es muy difícil encontrar sellos jóvenes, llevados adelante por argentinos -y no pretendo hacer reivindicaciones criollas- y con la mira puesta en expandir los libros de autores argentinos.

Por cierto, los representantes políticos del Estado Nacional se preocupan de otros asuntos, menos de la cultura. No hay una editorial que esté sostenida por los representantes políticos del Estado, que con participación de escritores argentinos, pueda abrirles las puertas a aquéllos que por primera vez incursionan en el mundo de las letras. Este es un panorama, me animo a decir, desolador.

Décadas atrás, se dio el fenómeno, que escritores jóvenes armábamos editoriales. Yo participé de una de ellas junto al poeta Juan Gelman y algunos otros. La llevamos adelante yendo por las librerías de la calle Corrientes, distribuyendo nosotros los libros, llevándolos a los diarios para que hicieran alguna nota y vendiéndolos a nuestros amigos, a conocidos, al médico que nos atendía. Eso ha desaparecido. Hoy las librerías de la calle Corrientes también son grandes centros de venta de libros. Es difícil encontrar libreros que tengan opinión propia sobre los libros que venden. Están exhibidos en mesas que dicen ‘novedades’, otras aluden a los libros argentinos recién aparecidos y luego la literatura norteamericana y alguna francesa que llega poco. Acá todavía se siguen vendiendo a los escritores norteamericanos, cosa que no me parece nada mal. Debo decir que si hubo una literatura que me influenció, que pesó en mi trabajo de autor de narrativa, fue la norteamericana. Puedo citar dos nombres, que a Uds. no les van a resultar ajenos: William Faulkner, el autor de El sonido y la furia y Ernest Hemingway, autor de algunos cuentos realmente notables y de novelas muy flojas como Por quien doblan las campanas, donde puso en juego su compromiso con la República Española y su liberalismo avanzado. Recuerden que Hemingway se suicidó y hay fotos que lo muestran abrazándose con Fidel Castro. Creo que su último libro, El viejo y el mar, lo escribió en Cuba donde tenía una vivienda que había comprado con los ingresos que le reportaban la venta de sus libros.

Hay desatención del Estado, las grandes editoriales son de origen español y no hay movimientos de escritores jóvenes, que lleven una tarea de difusión de su propia obra o la creación de sellos editoriales. Un trabajo que realmente significa mucho esfuerzo para colocar lo que producen. Este es el panorama que les puedo ofrecer, de hecho es lo que a mi juicio existe y forma parte de la realidad argentina. La literatura argentina cuenta con buenos narradores Voy dar dos nombres: Juan José Saer y Ricardo Piglia. Sobre la obra de Eduardo Belgrano Rawson, creo que es muy buen escritor, que parece sentirse cómodo en San Luis y ha producido poco, pero insisto, se encuentra entre los mejores narradores de la actual literatura argentina.

En cuanto a mis libros, particularmente puedo reivindicar La revolución es un sueño eterno y El farmer, porque implicaron para mí una tarea singular que requirió un gran esfuerzo. No soy para nada un admirador de Rosas, pero me tuve que poner en su piel cuando escribí El farmer, no traicionarme, es decir, que aquello que representó Rosas en su tiempo no me inhibiera de ponerme en su piel y hablar como si fuera él. Creo que lo logré. Esos dos libros son los que puedo defender y de los que mi memoria conserva una impresión gratificante.

Escritores como Belgrano Rawson, como yo, como Saer en su momento, no pueden esperar otra cosa que reuniones como éstas, en que de pronto se pone de pie un lector y te habla de algo que a uno le es familiar, menciona un título que también lo es, y entonces la memoria te golpea como una campana diciéndote: ‘acordate que esto lo escribiste vos’. Realmente es para agradecer que haya lectores que digan que un título o un libro que uno ha escrito le ha enseñado mucho. Yo nombré a Faulkner, a Hemingway, porque la primera versión de El precio (1957), diría que tenía una impronta faulkneriana abusiva, abundante, excesiva. La nueva versión que corregí es otra cosa, forma parte de este interminable aprendizaje de la escritura, que termina con uno mismo.

Ahora, estoy en un momento que puedo decir con Borges, que no leo, releo. Eso es lo que hago, releo textos que ya he leído, vuelvo a poner los ojos sobre algunos cuentos de Hemingway, sobre algunas páginas de Faulkner, sobre algunos textos que aparecen en los diarios, y por los cuales me entero qué opinan ciertos escritores argentinos o no. Y dónde están parados en este mundo, dónde se ubican, con quiénes o contra quiénes están, porque siempre se está contra algo. Un escritor nunca es neutral.

Cuando me animo a recorrer desde Callao hasta el Obelisco las librerías de la calle Corrientes, y me paro en el umbral de algunas de ellas y miro a su interior, a ojo de buen cubero, digo: ‘Hay como 5000 libros que no voy a leer nunca’. Alguna vez esa reflexión me resultó casi aterradora. Hoy la mía no es la resignación de aquél que pone la otra mejilla para la otra bofetada, pero es realmente imposible.

No vivo de los talleres de escritura

Tengo mi puerta abierta para aquéllos que me traen sus textos y yo respondo, pero no vivo de los talleres de escritura. No quiero que mis ingresos vengan de ese mundo, es decir, de un mundo cruzado por la ansiedad, por el deseo de saber, de aprender, pero con una necesidad muy intensa de salir a la luz. Yo no comulgo con eso. Mis ingresos provienen de mis derechos de autor, del Premio Nacional de Literatura y de los anticipos de la Editorial Planeta, uno de los grandes sellos de origen hispánico.

Tacho lo que he escrito porque releo al día siguiente La mañana me concede toda la frescura que dan 5 o 6 horas de sueño, un buen desayuno y me pongo a escribir. A veces escribo 5 o 6 páginas de un cuaderno, porque escribo a mano, y otras, cero. Tacho lo que he escrito porque releo al día siguiente. Son recomendaciones de escritores como Faulkner y Hemingway; “que uno no termine un capítulo, sino que lo deje a terminar, para poder retomarlo bien al día siguiente”. Leo lo que escribí el día anterior y puedo tacharlo o no, puedo limpiar, a esa tarea me someto con muchísimo placer.

Yo no leía a Borges Por azar conocí a la novia de Borges, Estela Canto, no María Kodama. Estela tiene un libro que se titula Borges a contraluz. Estela Canto fue una novelista exquisita y su hermano, Patricio, fue el traductor de la novela de Norman Mailer que lo llevó al éxito editorial: Los desnudos y los muertos. Patricio Canto era tan buen traductor que se hizo cargo del slang, del lunfardo de los afroamericanos. Estela y su hermano Patricio, venían de una familia uruguaya que había perdido su fortuna. Vivían juntos en un departamento de la calle Tacuarí. Un día, Estela perpetró una de esas audacias que siempre se le reprochó en la Revista Sur, que dirigía y fundó Victoria Ocampo; ingresó a La Hora, un matutino editado por el Partido Comunista. Ahí la conocí a Estela, a quien interpelé de un modo muy brusco: -‘Y vos, ¿quién sos?’.

Estela que tenía un cuello muy grácil, giró la cabeza hacia mí y me dijo con una dulzura que bordeaba el desprecio: -‘Yo soy Estela Canto’.

Nos hicimos muy amigos y ella rompió con uno de mis prejuicios, me incitó a que leyera a Borges a quien yo no leía por una razón ideológica, ya que el Partido Comunista lo había puesto, digamos, en penitencia, en un cono de sombra. Estelita me convocó a que lo leyera, luego me dio sus libros que son cartas que se enviaban y espléndidas fotografías de ambos. Ahí descubrí a Borges. Voy a decir una sola de las cosas que Borges me entregó generosamente con sus libros: me enseñó a adjetivar.

A Borges hay que leerlo todo. Cuando lo releo siempre descubro algo distinto y puedo incorporarlo a mi propia mochila.

-¿Qué me quiere decir con referentes ideológicos?-

Leí con mucho placer a Marx y Engels. Para aquéllos que quieran llevar adelante un ensayo que se respete a sí mismo, basta con leer La situación de la clase obrera en Inglaterra, uno de los primeros libros de Engels. Cualquiera de nosotros lo puede leer. Ud. lee el Manifiesto Comunista, y el mismo, está escrito bellamente. Deje de costado la ideología. Son datos de la realidad. He leído a Gramsci, sus Cartas desde la cárcel, y son realmente notables. Mussolini supo lo que hacía cuando lo encerró y lo dejó morir en la cárcel. A Isaac Babel (1894-1941) lo liquidó la burocracia estalinista. Era un escritor realmente notable. El mundo estalinista ahogó todas las expresiones de una literatura que debería haber sido heredera de los grandes escritores rusos del siglo XIX, comenzando por Chéjov.

No suena la Marcha Peronista con la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner

Hoy es difícil localizar en eso que se llama clase obrera, un mundo que enfrente a la estancia, a lo que simboliza la Sociedad Rural. ¿Qué es hoy la clase obrera? ¿Quiénes se identifican como sus representantes políticos e ideológicos en este país? El peronismo ya no, porque ni siquiera la Presidenta de la Nación habla del peronismo. Por cierto, en la Casa Rosada, tienen un salón donde hay un retrato de Perón y Eva Perón, ineludibles, pero no suena la Marcha Peronista con la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner.

Es un Poder Ejecutivo, comenzando por la Presidenta, “muy diplomático”. Ingresan todos, los torturadores y los torturados. También he visto en la TV el retrato de la dirigente socialista Alicia Moreau de Justo.

Cuestiones personales

Yo conocí a Pirí Lugones. Ella tiene, a mi juicio, una frase inmejorable: ‘Soy la nieta de un poeta y la hija de un torturador’. Su padre que también se llamaba Leopoldo. Pirí era la responsable de la desaparecida librería de Jorge Alvarez que estaba en la calle Talcahuano. Hace décadas, caminando, me la encontré en Talcahuano y Corrientes. Pirí era una mujer de una notable belleza y muy imperativa. Me dijo: ‘¿Qué hacés vos por acá? Y le respondí: ‘Camino, Pirí’. Entonces me dijo: ‘Vení’ y paró un taxi para llevarme a su departamento de la calle Rivadavia. […] realmente era un placer estar con Pirí. Después la mató la dictadura. Era realmente muy coqueta, demoraba dos horas para arreglar su pelo, los colores de su cara. Cuando ingresa a Montoneros –yo alcancé a verla una sola vez-, tenía la cara de una monja, limpia, pálida, desprovista de todo maquillaje y se manejaba con un tono enfático, de dogma. Pirí estaba comprometida hasta la muerte con la propuesta de Montoneros. Y la mataron.

Yo no he sido torturado. Vivía en Córdoba y salvé mi vida cuando un “señor” que se llama Luciano Benjamín Menéndez, apuntaba sus fierros para hacer de Córdoba un mundo feudal y silencioso. Salí de Córdoba para Buenos Aires porque mi hijo mayor enfermó. Embarqué para Buenos Aires. El muchacho murió y yo salvé mi vida.

Yo tengo mucha cautela cuando aludo a la ternura, porque es una expresión, como cariño u otro sinónimo, que se expresa muy poco en la vida cotidiana. Ud. sale al umbral de su casa y con la persona que transita por la vereda solo habla de sus relaciones con el dinero. Que necesita dinero para esto y aquello, un préstamo y así. La ternura se refugia en consecuencia en los ámbitos privados donde puede desplegarse o no. La pereza yo no la veo. Es una elección de cómo escribir, de la que me hago cargo y trato de mejorar en la medida que escribo. Mi último libro es Kadish y habrán advertido que no llega a las 70 páginas. Tengo que agradecer al editor de Planeta que me la publique. A David Viñas le debe haber estallado el corazón porque la dictadura le mató dos hijos cuando estaba en el exilio. Sin embargo, retornó y escribió. Hay que ubicarlo entre esa reducida falange de escritores argentinos que todavía el mundo puede reivindicar.

Piedra y camino

Juan Carlos Giuliani (ACTA)

Don Atahualpa Yupanqui nació en enero de 1908 como Héctor Roberto Chavero en el paraje Campo de la Cruz, distante 30 k

ilómetros de la ciudad donde lo anotaron en el Registro Civil, Pergamino. Luego de su fecunda tarea creadora es, a no dudarlo, el paradigma por excelencia del cancionero popular argentino.

La guitarra será el amor de toda la vida de quien “viene de lejanas tierras para contar algo”, tal la etimología de su nombre.

Será un reconocido y consecuente militante de la causa indigenista del Siglo XX y el primero en traducir, con nombre propio, ese compromiso en nuestro folclore. Yupanqui fue el primer músico popular en introducir la palabra “indio” en una canción.

En efecto, en 1926 escribió “Camino del indio”, ese “sendero coya sembra’o de piedras…que junta el valle con las estrellas”. No era mera casualidad y, mucho menos, una pose intelectual. Su padre, nativo de Loreto, Santiago del Estero, tenía sangre quechua. El indigenismo le llegó, además, a través de su preocupación por lo incaico, por la historia y el destino de la América sufriente. Pensó la reivindicación de los pueblos originarios -que en este año del Bicentenario adquirió una notoria visibilidad con la Marcha Nacional de los Pueblos Indígenas- integrándola al proyecto de la Patria Grande.

Yupanqui se identificó a través de su descomunal obra con los desamparados del sistema, más concretamente, con los trabajadores rurales que en términos étnicos tienen un fuerte componente indígena. Cuando veía trabajar a los zafreros en Tucumán, a los salitreros en Chile, a los mineros en Jujuy, a los peones de estancia en la pampa, encontraba el sujeto que habita en las 325 canciones de su autoría registradas oficialmente. En ellas, el paisaje es el contexto que sirve de telón de fondo para narrar las penurias y alegrías del paisano, de a pie o a caballo, que deja su estela vital en el valle, la montaña y la llanura.

Recorrió todos los caminos de nuestra geografía depositando su confianza en el hombre común, de carne y hueso, el obrero, el arriero, el peón. En ellos encontró la poesía que alcanzó una estatura universal a partir del testimonio de sus profundas raíces nacionales y latinoamericanas.

Don Ata murió en Nimes, Francia, en 1992. Por su expreso deseo sus restos fueron repatriados. Hoy sus cenizas descansan en los jardines de su casa museo en la localidad cordobesa de Cerro Colorado, a la sombra de un roble, junto a las de Santiago Ayala, «El Chúcaro», el gran bailarín.

Por tener voz propia, Atahualpa Yupanqui no recibió el favor de los gobiernos, ni de los medios masivos de comunicación. Fue uno de los tantos “malditos” de la cultura oficial a los que el pueblo venera y se reconoce con afecto y emoción en sus canciones. El poder lo miró siempre con desconfianza, como lo hace con toda expresión genuina de la cultura popular.

Su figura patriarcal y aindiada bien podría presidir las miles de experiencias que trabajan con el arte, la comunicación y la cultura en cada barrio y lugar de nuestra Argentina en la construcción de una sociedad más justa. Con el teatro, la plástica, la música, la danza, el cine y el video, la radio y la televisión comunitaria, con la murga, las culturas tradicionales y las nuevas culturas urbanas, en centros comunitarios, escuelas, plazas y barrios.

Agrupados en redes, combinan la producción estética colectiva con la organización y la gestión de circuitos culturales más solidarios e incluyentes que los del mercado formal, dando un sentido distinto al espacio público, como un lugar de encuentro para la felicidad y el aprendizaje comunitario.

A partir de esa lucha, se encuentra en el Congreso de la Nación para su tratamiento la Ley de los Puntos de Cultura, ya aprobada en el Parlamento del Mercosur. Una ley que puede significar el apoyo económico y técnico a miles de experiencias comunitarias de arte, cultura y comunicación en todo el país si se le asigna, como se plantea, el 0,01% del Presupuesto Nacional a su implementación, esto es, alrededor de 200 millones de pesos anuales. Una ley que merecería ser sancionada en homenaje a la memoria del gran creador.

Resulta un acto de estricta justicia, pues, reconocer que la vida y obra de Don Atahualpa Yupanqui ha dejado un legado histórico y cultural incomparable, que se transmite de generación en generación y anida definitivamente en el alma del pueblo.

Juan Carlos Giuliani es Secretario de Relaciones Institucionales de la CTA.

Pino Solanas: “Ningún gobierno les exigió a las petroleras que cumplan sus contratos”

El jueves presenta “Tierra sublevada II-Oro negro”, su nueva película. El estreno coincide con el fin de la campaña electoral, pero Solanas asegura que no hace un cine partidario, sino que busca reflexionar sobre la realidad.
POR Victoria Real

Entre la política y el cine, Pino Solanas acaba de completar la serie que comenzó con Memorias del saqueo.
A más de cuarenta años de la mítica “La Hora de los Hornos” (1968), Fernando Pino Solanas continúa en el camino del cine-ensayo alternando crónicas y reflexiones en “Tierra Sublevada II-Oro Negro”. El filme, que se estrena este jueves en el cine Arteplex de Belgrano, sumerge al espectador en un largo viaje que va desde la lucha del General Enrique Mosconi por la estatización del petróleo en la primera década del siglo XX, hasta las resistencias populares protagonizadas por los ex trabajadores de YPF. La película tampoco deja de lado la servil privatización de YPF que realizó el gobierno de Menem ni los graves problemas de contaminación ambiental que causan en la actualidad las petroleras.
“Tierra Sublevada II-Oro Negro” es el último de los seis filmes de la serie “Crónicas de la Causa Sur”, que reflejan el impacto de la crisis en la Argentina de la última década. Esta serie propone una discusión sobre lo que generaron las políticas neoliberales, la aparición de los movimientos sociales y la depredación de los recursos naturales llevada a cabo por empresas privadas. Pero en ese recorrido Solanas va más allá de los fríos números y rescata del olvido a personajes anónimos que resisten desde la pobreza con ética solidaria.
Solanas recibió a Ñ digital en su casa de Olivos y contó que le gustaría extender la serie con dos filmes más, uno sobre la evolución de los dueños de la tierra en la Argentina desde los indígenas hasta hoy, y el otro sobre los grandes recursos que se hallan en la plataforma marítima continental. También se refirió a cómo el Gobierno Nacional lleva adelante la aplicación de la Ley de Medios y las actuales políticas del INCAA (Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales). “A pesar de haber sido homenajeado en el último Festival de Venecia, y que está película ha sido invitada a participar en reconocidos festivales internacionales, he recibido una insignificante ayuda del INCAA”, sostiene.
-¿Cuando comenzó a filmar en 2001, se imaginó que el trabajo de esta serie le llevaría 10 años?
-Un día me encontré filmando entre la gente durante la crisis de 2001 y desde ese momento comencé a recorrer el país. Esa fue una de las cosas más lindas que me pasaron. El proyecto está pensado como una sola gran película, que tiene seis capítulos independientes entre sí, rescatando así muchas memorias del olvido. La película es un viaje desde la crisis hacia la reconstrucción de la Argentina. La primera película de la serie, “Memoria del saqueo” (2004), comienza con un largo travelling en la city porteña y luego la cámara viaja al encuentro del país real, tratando de acercarme a la realidad, para meterme dentro.
-El cine y la política son actividades complementarias en su vida…
-Sí. Estas películas nacieron como proyectos cinematográficos, pero finalmente ocurrió una dialéctica que no programé. En la medida en que cada película fue difundida y discutida dentro de las organizaciones sociales, grupos universitarios y sindicales, la gente comenzó a verme como un referente de los diversos temas que se tratan en los filmes. Yo me he nutrido de esta experiencia, pero las películas no tienen un punto de vista partidario. Más bien intenté dar testimonio y reflexionar sobre la realidad.
-“En Tierra Sublevada II- Oro Negro”, usted plantea que luego de la privatización de YPF el Estado no ejerce el control sobre la cantidad de petróleo que extraen las empresas privadas y sobre la contaminación que están produciendo en el medio ambiente.
-El documental abarca varios temas. Uno es el remate que hicieron con YPF, ya que la privatizaron cotizándola a un 20 por ciento de su valor real. Además, Menem le entregó el dominio total del círculo de producción y comercialización a una sola empresa. En el mundo eso está prohibido: las petroleras extraen el petróleo, otras empresas lo refinan y otras lo venden. Con eso se evita el monopolio y puede haber control fiscal sobre las operaciones. En la Argentina esto no ocurrió y, encima, ningún gobierno hasta hoy les exigió a las petroleras el cumplimiento de los contratos de concesión
-¿En la Argentina se desconocen cuántas reservas de recursos naturales quedan?
-Antes de la privatización el país tenía 35 años de reservas de gas y 17 años de reserva de petróleo crudo. Esto ya se lo llevaron, quedarán de tres a cuatro años de gas y dos o tres años de crudo. Lo grave es que ningún gobierno les exigió a las petroleras que repusieran el petróleo que extraen con nuevos yacimientos. Nunca realizaron la inversión prometida.
-¿Las empresas privadas generan problemas de contaminación?
-En la película muestro casos gravísimos de contaminación ambiental que están produciendo estas empresas en las napas de agua y en el aire en todas las zonas de explotación y lo peor es que el Estado no controla. Y al final cuento la nueva ola de privatización del petróleo lanzada por Kirchner, que prolongó por otros treinta años las concesiones que había dejado Menem. Continuó con la política privatizadora pero le fijó retenciones sobre el precio de sus ventas. Así todo, el margen de ganancias que tienen las petroleras es enorme, se calcula que es de entre 12 mil y 15 mil millones de pesos.
-Usted plantea en el filme que se puede volver a estatizar la extracción de los recursos naturales, porque las empresas no cumplen los contratos de concesión. ¿Cree que algún gobierno llevará adelante esta medida?
-No. Los Kirchner fueron candidatos apoyados por las petroleras y no van a ir contra sus intereses. Desde Proyecto Sur proponemos realizar una nueva empresa nacional y federal, con un sistema en el que las provincias que explotan sus recursos naturales cobren tres veces más de lo que hoy dejan las empresas por las regalías, y que se reparta esta riqueza en toda la Argentina.
-¿Qué premisas tuvo en cuenta a la hora de estructurar el relato de su película?
-El desafío fue siempre lograr una película llevadera, pero que a la vez tuviera mucha información económica y técnica. Entonces busqué un equilibrio entre las crónicas y las intervenciones de los científicos, que son más didácticas y explicativas. Las historias de vida de los ex trabajadores de YPF y lo que representó la empresa para pueblos enteros, me emocionaron mucho. Creo que eso le confiere a la película una enorme dosis de verdad. Me he propuesto hacer un cine que les descubra a los argentinos las grandes riquezas que tenemos y las obras que se realizaron en el país. Siento que estamos inmersos en el olvido y si la gente recuerda toda la potencia que tiene este país, podemos mejorar nuestra auto valoración.
-Usted fue uno de los impulsores de la Ley de Cine. ¿Cómo ve las políticas que está llevando el INCAA con respecto a la producción de contenidos para los nuevos canales de televisión digital estatal?
-Le confieso que no conozco en detalle los diferentes planes de fomento que lanzó el INCAA, por el tiempo que me llevó este año la actividad política. Pero en la Argentina existen varios temas nada resueltos y uno de ellos es la exhibición. La gestión actual del Instituto claudicó como ninguna otra la pelea por la cuota de pantalla en las salas cinematográficas. Tampoco construyó pequeñas salas para exhibir documentales en formato DVD, que no tienen gran costo. Según la Ley de Cine se debe asignar a la producción la mayor parte de los ingresos, pero actualmente el INCAA utiliza una buena parte del dinero para pagar los sueldos, ya que han triplicado la cantidad de empleados. Sin embargo los productores no protestan porque temen las represalias oficiales. Este año fui seleccionado en dos festivales clase A, como son los de Venecia y Montreal, para pasar “Tierra Sublevada II” y el INCAA no me ayudó con el costo de las copias. Sólo conseguí un pasaje en clase económica a Venecia. Creo que desde el Instituto existe una mirada sesgada políticamente.
-¿Qué apreciación tiene de la aplicación de la Ley de Medios?
-La realidad demostró que, a pesar de todas las buenas intenciones que conlleva la letra de la ley, se necesita reformar el organismo de control ya que el gobierno tiene la mayoría de los representantes. Es repudiable la política cultural y mediática del kirchnerismo. La expresión más alta de eso es Canal 7. Nunca en la televisión argentina hubo un programa con menos ética periodística que “6,7,8”, que es capaz de recortar dos palabras y transformar todo tu discurso y agredirte. Mis películas están censuradas en los canales estatales. El canal Encuentro compró la serie de ocho capítulos de “La próxima estación” y nunca la emitió, hace dos años que la tienen guardada. Creo que tienen políticas disfrazadas de progresistas pero en realidad son autoritarias y fascistoides. Me pregunto si ésta es una democracia porque, mediáticamente, o estás en las manos de los grupos privados o con el sistema oficial. No hay lugares donde poder escribir y opinar libremente.

Ficha Técnica:
“Tierra Sublevada II –Oro Negro” (2011). Duración 107 minutos. Producida por Argentina, Venezuela y Francia.
Realización: Fernando E. Solanas
Guión: Fernando E. Solanas
Producción: Cinesur S.A. (Argentina)
Coproductor: Amazonia Films. (Venezuela)
En asociación con: Les Films du Sud (Francia)
Con el apoyo de: Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA)
Productores ejecutivos: Fernando E. Solanas (Cinesur) y Alejandro Medina (Villa del Cine)
Productores delegados: Fernando E. Solanas (Cinesur) y David Rodriguez (Villa del Cine)
Música: Mauro Lázaro.
Imagen y cámara: Rino Pravato, Mauricio Minotti, Alejandro Fernández Mouján y Fernando E. Solanas.
Montaje: Alberto Ponce, Juan C. Macías, Mauricio Minotti y Fernando E. Solanas.
Diseño de Sonido: José Luis Díaz
Estreno: jueves 13 de octubre, Arteplex de Belgrano.

El Che, poeta revolucionario

Daniela Saidman
(Desde Venezuela. Colaboración para ARGENPRESS CULTURAL)

El 08 de octubre de 1967, Ernesto Che Guevara fue herido en combate en la Quebrada del Yuro, en Bolivia, y por él se conmemora el Día del Guerrillero Heroico.
Presente en la memoria de sus días, de sus ires y venires por la América Mayúscula, derramado en las solidaridades y en las luchas, Ernesto Che Guevara (Rosario, 14 de junio 1928 – Bolivia, 09 de octubre de 1967) está más vivo que nunca, más vivo que siempre.
Mito y realidad, al Che trataron de convertirlo en souvenir, afiche o panfleto… tal vez porque esa era la única forma de asesinarlo, pero su imagen es para muchas y muchos una verdad a prueba de tiempo, y su ejemplo renace una y otra vez en los sueños libertarios de los pueblos. Médico, guerrillero, ministro, trabajador, el Che también fue poeta.
Su imagen, la imagen del hombre, se repite en muchas paredes, una y otra vez su mirada convoca a la ternura. Ese Guevara infinito que vive y sufre la América contradictoria, es y será siempre una llamarada de esperanza. Ese revolucionario inmortal legó además de su ejemplo y su convicción de lucha, los versos que son memoria de sus días, de sus ires y venires.
Voz de los silenciados, de los olvidados, de los nadies, el Che supo temprano de los dolores humanos, del hambre centenaria y así, su palabra se hizo estandarte para acompañar y acompañarnos en todas las luchas y en todos los sueños de hoy y de mañana. Guevara es el imprescindible Quijote latinoamericano, el que nos ha enseñado a endurecernos “sin perder jamás la ternura”. El Che es palabra y ejemplo, hombre que ha trascendido las geografías y los tiempos, para ser siempre presente.

MÉDICO REVOLUCIONARIO

Fue en 1947 cuando Ernesto Guevara ingresó a la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires. Durante 1952 viajó por Argentina, Chile, Perú, Colombia y Venezuela en compañía de Alberto Granados. El título de médico lo recibió en 1953.
Luego de sus vivencias en Bolivia y su posterior contacto con exiliados latinoamericanos en Perú, llegó a Guatemala en diciembre de ese mismo año. Apenas un mes después, en enero de 1954, entabló amistad con Antonio Ñico López, uno de los participantes del asalto al Cuartel Moncada. Y precisamente después del golpe de Estado que derrocó al gobierno democrático de Jacobo Arbenz, el Che partió a México, donde conoció a Fidel Castro y se enlistó como médico en la futura expedición del Granma. En 1956 los revolucionarios partieron con destino a Cuba. El desembarco se produjo el 2 de diciembre.
De allí en adelante el Che se convirtió en uno de los más valientes combatientes que tuvo la revolución cubana. Y su entereza y honestidad lo llevaron a ocupar importantes cargos en la naciente Cuba revolucionaria, entre ellos el de Presidente del Banco Nacional de Cuba y Ministro de Industrias.
El 3 de octubre de 1965, en el acto de constitución del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, Fidel leyó la carta de despedida del Che. El guerrillero heroico partía a Bolivia con el nombre de Adolfo Mena González.
El 08 de octubre de 1967, Ernesto Che Guevara fue herido en combate en la Quebrada del Yuro, y un día después asesinado en la Higuera.

LAS VOCES DEL CHE

La América india, negra, pobre, saqueada… se dibuja en las manos del Che, extiende sus alas y vuela sobre las ganas y las utopías necesariamente realizables. En sus versos convergen la tierra y el color de Nuestra América, como un amasijo de cantos, llantos, resurrecciones, rebeldías y truenos. Él es la tierra sembrada de esperanzas, hijo nacido del vientre de todas las mujeres que sueñan otros mañanas.
Con sus ojos cruzados de paisajes, anduvo el Che poeta los recuerdos y los afectos. Avanzaron sin piedad sus pasos por la geografía del silencio impuesto. Irrumpió en la memoria de los jóvenes que eran, de los jóvenes que somos. Una estrella tiritando de frío en la sombra, descubierta en las voces que recitan en susurros su nombre de héroe sin misterio, de hermano y compañero.
Su canción es himno de lucha, viento que despeina el polvo, lluvia que moja lo que no puede seguir siendo. Resurrecto en las horas, el Che permanece en la estatura de su ejemplo. Su mirada estará en las selvas, en los desiertos, en los mares y los ríos, en todos los continentes, cuando su voz estalle la noche. Él sigue cantándonos rebeldías, indicando caminos, señalando errores, amando la palabra y la tierra. El Che vive y vivirá siempre que alguien lo nombre, que alguien lo invoque a mitad de una tarde sin sombra. Vive en la mirada niña y en los pies descalzos y sin escuelas, vive como viven todos los que construyen rebeldías y libertades. Porque no ha de morir nunca el que hace de su vida una fértil semilla de sueños.

Vieja María, vas a morir

“Toma esta mano de hombre que parece de niño
entre las tuyas pulidas por el jabón amarillo,
restriega los callos duros y los nudillos puros
en la suave vergüenza de mis manos de médico.
Descansa en paz, vieja María,
descansa en paz, vieja luchadora,
tus nietos todos vivirán la aurora. LO JURO”.

Ernesto Che Guevara

Despedida a Tomás

“Un día, aunque mi recuerdo sea una vela
más allá del horizonte
y tu recuerdo sea una nave
encallada en mi memoria,
se asomará la aurora a gritar con asombro
viendo a los rojos, hermanos del horizonte
marchando alegres hacia el porvenir”.

Ernesto Che Guevara

El viento que sopla en la selva inmensa

Ezequiel Álvarez
Red Latina sin Fronteras

Director de teatro, escritor, ensayista, escenógrafo y militante, a lo largo de su vida, Coco Martínez, ha sabido llevar su compromiso a disímiles latitudes en donde la clase oprimida necesita una voz y luchar contra el régimen. Ayer fueron Bahía Blanca, Neuquén, California y México. Hoy, su casa, sus sueños y su vida están en el medio del monte misionero, en donde abrió una biblioteca y día a día busca resistir pese a la lluvia de desidia y la vergüenza de una clase política ausente.
Desde los origenes
-LM: Humberto ¿Cómo te enamoraste del teatro?
-HM. Mi primera relación, inconsciente, con el teatro debe haber sido, de pibito, al dormir pegado al escenario en los ensayos donde participaba mi viejo, al cual admiraba. Después siendo más consciente en los registros: fui de la comedia al grotesco, al drama y la tragedia. Pero creo que todo el arte contribuyó a mi amor por el teatro, aunque lo que más amé fue la poesía. El teatro le dio forma a mi visión espiritual en una ficción que no era mentira sino otra realidad construida a la medida de mis ideas; una poética.
-LM:¿Cómo fue tu infancia?
-HM: Nací en Carmen de Patagones. Mi padre llegó allí como trabajador del «Ferrocarril del Sud». Antes recorrió el país como trabajador golondrina. Ingresó al ferrocarril como mi abuelo, que fue también anarquista y terminó muerto por una máquina en el puerto de Ingeniero White. Cuando tenía un año, mis viejos se trasladaron a Tandil y allí transcurrió mi infancia en un hermoso clima: un hogar donde se cantaba mucho, se recitaba y narraba. Ese orden se rompió cuando mi padre, también anarco y miembro de la Fraternidad, participó como dirigente de una huelga ferroviaria en el año 1951 contra Perón y quedó cesante. A partir de ese momento tuvimos vigilancia policial ya que mi viejo estaba en algún lugar de las sierras. Eso me marcó mucho, tanto como las charlas de sus compañeros respecto a su pertenencia a la clase trabajadora. Su sentido de justicia, responsabilidad y compañerismo se concretaban en una acción: la huelga. Aquellos relatos se daban en encuentros y también en el grupo de teatro «Alborada», en el salón de la Fraternidad, donde mi viejo actuaba, cantaba y tocaba la guitarra.
-LM: Esa figura de tu viejo anarquista ¿te determinó políticamente?
-HM: A lo largo de mi vida tuve vínculos con compañeros y compañeras que provenían de distintas organizaciones o independientes. Conocí anarquistas, de quienes aprendí lo que practicaban: anticipar la utopía, es decir vivir y luchar como comunistas sin esperar que la sociedad cambie para serlo. Otros fueron marxistas de quienes tuve mucha influencia en su rigor, compromiso y conocimiento. Otros fueron cristianos. Otros, peronistas que lucharon y dieron su vida por la causa del pueblo. Pienso que la historia no es lineal y no hay un solo camino para liberar al ser humano de la opresión. Me defino en mi deseo más profundo, que es una sociedad sin dioses ni patrones: una sociedad sin clases, de hermanos y hermanas.
-LM: Una de tus obras más recordadas fue la Cantata Santa María de Iquique. ¿Cómo se gestó?
-HM: Cuando se dio la experiencia de Allende en Chile viajé con el propósito de conocer y participar en ese proceso. Me inscribí en los trabajos voluntarios y, al enterarse los compañeros de que era un hombre de teatro, me dieron la dirección de un grupo perteneciente a la FECH (Federación de Estudiantes Chilenos). Con ellos, recorrimos tres provincias: Bio Bio, Malleco y Cautín. Entonces escuche el disco de la Cantata Santa María de Iquique por el grupo Quillapayun con textos de Luis Advis. Me conmovió por su paralelismo con las masacres obreras de la Patagonia. Alentado por mi maestra Susana Zimmermann, comencé a trabajar en la idea de la puesta. Decidí que los actores debían ser los protagonistas de la historia: los mismos obreros. Al volver a mi tierra comencé a convocar a obreros de una fábrica textil, obras en construcción, empleadas domésticas y estudiantes (en total unas 60 personas), con quienes concretamos la idea en el Centro Cultural de Viedma a sala llena y con la especial asistencia de Arturo Jauretche. Así comenzó este movimiento, que, incluso aportó al fondo de huelga cuando hubo conflicto en la fábrica y los obreros la cantaban enfrentando a la patronal.
LM: ¿Se puede reeditar una experiencia de integración actoral como la que hiciste con la Cantata Santa María de Iquique o eso es cosa del pasado?
-HM: El contexto histórico es distinto, pero de hecho, pudimos montarla en Neuquén en el año ’97 con la participación de obreros, niños, estudiantes y actores locales, Villa Regina, Necochea, y la presencia de Luisa Calcumil (actriz mapuche de General Roca). También participaron artistas plásticos y músicos, éramos en total 100 personas. La montamos en el Gimnasio Central a público lleno. Luego de la función a medianoche, inauguramos con el público una escultura de Claudio Carlovich recordando a los desaparecidos.
Destaco también la puesta que hicimos de la obra «La Pasión del Piquetero» de Vicente Zito Lema en el 2006, con el grupo «Contraviento» del Frente Darío Santillán y la participación del actor Ricardo Gil Soria. Sin olvidar el apoyo de los compañeros de las Asambleas y en particular de nuestro compañero Rubén Saboulard. Las funciones se dieron frente a los Tribunales de Lomas de Zamora durante el juicio a Franchiotti con un público de 3000 compañeros piqueteros y bajo el puente Pueyrredón durante la vigilia del 26 de junio. Tenemos a los compañeros, tenemos a Vicente, por lo tanto, «hacer lo imposible» es la consigna.
Teatro y militancia sin fronteras
-LM: ¿Cómo fue tu exilio y en qué circunstancias se produjo?
-HM: Se produjo mientras dirigía el grupo Eva Perón en Bahía Blanca. Corría el año 1973 y tras varias actuaciones con la «Cantata Santa María de Iquique» en los barrios y en la Universidad nacional del Sur, nos propusimos llevarla al Teatro Municipal. Llenamos el teatro con compañeros de los barrios y las villas, ya que los integrantes del grupo venían de allí. Recuerdo que cuando salí a escena, pude ver que al fondo de la sala estaban los compañeros Montoneros cuidando la misma, ya que varios de nosotros militábamos en la Tendencia. En el palco de adelante, cerca de escena, estaban compañeros del ERP con boina y estrella roja y armados, también cuidando la función. En ese momento me estremecí de emoción. Al terminar la obra, -el teatro daba a la avenida Alem, que es la más paqueta de la ciudad- marchamos por la calle: actores, público y organizaciones. Causamos escándalo en la sociedad bahiense donde tienen peso decisivo la Armada, el Ejercito y el reaccionario diario Nueva Provincia. Poco después, durante la presidencia de Isabel se agravó la situación y ganó espacio la CGT local, vinculada a la Triple AAA. En ese clima hostil y con compañeros caídos, se me advirtió que figuraba en una lista y una noche de regreso a casa advertí el peligro. Mi viejo me sacó de la Ciudad con un amigo hasta Tres Arroyos, de allí a Buenos Aires y luego salí del país con la ayuda de la Sociedad Argentina de Actores. Aclaro que mi militancia no se limitaba solamente a la actividad teatral. Con Ángel Cappa, que fue expulsado de La Nueva Provincia, organizamos una actividad periodística con la participación de la gente del barrio y trabajadores, fundando el periódico «La Argentina en patas» del que aún conservo un ejemplar. Teníamos un espacio, un viejo club de barrio, y nos ayudaba en la manutención Ricardo Carpani, quien nos donaba sus dibujos. Después de pasar una temporada en Buenos Aires donde la situación también era seria, la SADE me proporcionó documentación donde se especificaba que tenía que hacer un curso en Los Ángeles, EE. UU y regresaría. Así conseguí la visa. Mi idea era estar un tiempo en Los Angeles con los grupos chicanos de los que tenía noticias pero no contacto y regresar al país cuando fuera posible.
Llegué con 25 dólares, sin hablar el idioma y con un número telefónico para contactar a un amigo. Los pocos dólares me alcanzaron para una noche de hotel. Por la mañana traté infructuosamente de conectarme y al ver mi dificultad con el teléfono una empleada de la cafetería me ayudó. Ella era ecuatoriana y me ayudó hasta que pude encontrar a mi amigo.
-LM: ¿Cómo fue tu vida en EE. UU. y en qué espacios participaste políticamente?
-HM: Fueron tres años y medio de intensa actividad, de mucho trabajo, de respeto y de reconocimiento; jamás me sentí ajeno a estos compañeros. En esos años llegó a este mundo mi hijo Miguel. Trabajé, sobretodo, en la organización CASA, en los talleres para grupos chicanos y latinos en toda el área de la bahía y Tucson, Arizona, y en el grupo «Libertad». Los grupos de teatro chicano tienen su origen en el «Teatro Campesino» bajo la dirección de Luis Valdez. Este grupo se generó en la Unión de Trabajadores Campesinos, liderada por Cesar Chávez. La mayoría de los actores eran hijos de braceros. También formamos el «Comité de Solidaridad con Argentina» que incluía a compañeros estadounidenses. En esa época recibíamos noticias de la actividad en los centros clandestinos de detención y la usábamos para difundir la situación mediante un periódico. Recuerdo que salía a la calle vendiéndolo, diciendo lo único que pronunciaba fluido en inglés «News from Argentina!». Fueron momentos muy dolorosos que aún me acompañan. En esos años trabajábamos conjuntamente con el Frente Sandinista, lo que nos permitió invitar al poeta y sacerdote Ernesto Cardenal, quién en un barrio de San Francisco realizó unos bautismos que me sorprendieron: al derramar agua bendita sobre la cabeza de los pequeños decía: «Espíritu del capitalismo, ¡sal de este niño!, espíritu de la propiedad privada, ¡sal de este niño!»
-LM: Luego te fuiste a México…
HM: Si. Con dos integrantes del grupo decidimos irnos para México. Compramos un Ford Galaxy ’70 y pasamos por los estados de California, Arizona, Nueva México y hasta El Paso, Texas. En Tucson el grupo Libertad nos donó cuatro cubiertas nuevas para seguir viaje y así cruzar todo el desierto. En México nos dieron espacio y garantizaron trabajo a todos los exiliados. En mi caso me desempeñé como profesor de teatro en Bellas Artes durante seis años. Viví en Cuernavaca con mi familia, allí nació mi hija Manuela. Trabajaba en el D.F. y siempre traté de vivir en la cultura mexicana comprometido con su realidad social y su historia. Por ello formé en el grupo «El Plan» con trabajadores jóvenes, haciendo referencia al «Plan de Ayala» de Emiliano Zapata. Como vivíamos en Morelos -donde nació, lucho y murió el líder revolucionario- usábamos la modalidad del «corrido», tomando en cuenta el pasado revolucionario y los conflictos actuales. Allí tuve el privilegio de convivir con David Viñas, de quien tanto aprendí y que tanto me ayudó a afirmar mis convicciones. De él tomé y para siempre dos definiciones básicas: «no hay texto sin contexto» y «me interesa todo aquello que cuestione mi coherencia». Fue un hombre consecuente, lúcido y muy generoso. Después vino la guerra de Malvinas, más tarde la democracia y mi regreso en un avión con todos exiliados. Pero el país no era el mismo y yo tampoco.
Un grito en el monte
-LM: ¿Qué te llevó a vivir y fundar un teatro y una biblioteca en el medio de la selva?
-HM: Estaba viviendo en Buenos Aires con mi compañera Jorgelina y pensamos y sentimos que una experiencia basada en el reencuentro con la tierradesde la vivencia y la producción de nuestros propios alimentos podría ser un camino a seguir para profundizar en nuestra producción artística y de pensamiento. Además, una opción cultural que cuestionaba un modelo de vida. Compramos la tierra con nuestros ahorros y elegimos Misiones por el clima y porque su monte me recordó a México. La biblioteca la construimos con mi hijo Miguel y mi nuera Claudia, que también aportaron con sus ahorros y la llamamos «Primero de Mayo». Luego Miguel y Claudia se fueron, quedando ésta a nuestro cargo y el «teatro de la selva» todavía es un sueño.
LM: ¿Cómo se hace para seguir construyendo cultura en medio del monte misionero?
-HM: Es muy difícil en el espacio geográfico que habitamos, el monte de la zona centro de la provincia. Estamos a 18 km de Oberá, ciudad que tiene 300 templos de distintas religiones, cristianos de todo pelaje. Los pobladores de nuestro entorno son muy pobres, la mayoría vive de planes sociales. Son parte de la industria del asistencialismo del país, ocupan buena parte de su tiempo, todos los meses, haciendo las largas colas del Banco. Están en situación de supervivencia y no tienen luz ni agua potable ni acceso a la información. Hay mucha ignorancia y resignación y en parte se debe a la influencia de esas iglesias evangélicas. Hay desocupación y alcoholismo, sobre todo en los jóvenes. Creo no haber sentido tanto dolor en mi vida por la situación de otros. En nuestra biblioteca pudimos formar una asamblea, y luego de dos años de lucha conseguimos tener una perforación de agua y una red. La biblioteca funciona con algunos niños y adultos, muchos vienen a ver videos y algunos de los niños a merendar. El intendente y los concejales de éste municipio, San Martín, nos ignoran por completo, ni siquiera hay caminos en buenas condiciones. Por suerte tenemos el reconocimiento y la amistad de los vecinos por nuestra conducta solidaria. Cuántas veces nuestra camioneta sirvió de ambulancia ante un parto o un accidente, a lo que algunos responden ofreciendo frutos de su producción. Pero sufrimos la imposibilidad de lograr cambios importantes en la gravedad de la situación. Somos empecinados frente al rostro desnudo del «modelo» y construir cultura aquí no es una tarea fácil. Del teatro ni hablemos, nunca vieron una obra y, encima, hay prejuicios religiosos, pero hay que articular nuestra experiencia y voluntad con esta realidad y no bajar los brazos jamás.
-LM:¿Cuál es la situación de los campesinos pobres y los recolectores de yerba mate?
-HM: Las condiciones son precarias, terribles. La mayor parte de los campesinos trabaja en el desmonte y cuidando y regando con agrotóxicos las forestaciones de pino y eucalipto, también en la cosecha de yerba y en los cultivos destinados a la alimentación. Hay desocupación porque los trabajos son temporarios. Esta es la política del gobierno reelecto de Maurice Closs, mimado de los K. El desastre ecológico es profundo: la provincia perdió el 90% del monte nativo para vender su madera y plantar mayormente pino. Cada árbol implantado consume 100 litros de agua por día y es inminente la construcción de la represa Garabí que inundará 35.000 hectáreas de monte nativo. Las zonas desmontadas se están desertificando y casi toda la provincia sufre el cambio climático. Todo da como resultado un tejido social deteriorado con un alto índice de alcoholismo, violaciones, embarazos infantiles e incesto, cultura producida por la ignorancia, indefensión y dependencia para sobrevivir. Pero para «apalear tanto dolor» en gobierno ha construido una inmensa cruz en Santa Ana en la que, hasta ahora, lleva gastados más de 70 millones de pesos.
LM: Ante los gravísimos hechos de Ledesma hace poco más de un mes, ¿qué opinión tenés acerca del conflicto por la tierra y la vivienda en el interior del país?
-HM: Luego de la Conquista y la «Campaña al desierto» -el despojo de los pueblos originarios-, la propiedad de las grandes extensiones de tierra quedó concentrada en una minoría. El resultado es: somos todos argentinos, pero pocos tienen la tierra. Pienso que no hay sentido de Patria si no hay responsabilidad del pueblo en los destinos de la misma. Considero que es un gran tema a discutir. Para ir parando la mano, por ahora, lo quieren arreglar con algunos terrenos y algún techo. El resto es estratégico para el modelo, ya que su horizonte son el agro negocio y la agro industria. No se discute lo más importante: qué se produce, cómo se produce y qué consecuencias sociales y ambientales conlleva. Ahora están discutiendo la ley para frenar la compra de tierras por extranjeros, pero nadie dice que el agro negocio no necesita la propiedad ya que en su mayoría arriendan, como el vergonzoso contrato de la provincia de Río Negro con China para plantar soja. Tampoco las minas a cielo abierto requieren propiedad. Y en caso de necesitarla, cuentan con traidores que pueden ser sus testaferros. Pienso que la cuestión de la tierra es fundamental para un proyecto de liberación nacional.
Teatro y resistencia: el telón que nunca se cierra
-LM:¿Qué balance hacés de la política cultural del gobierno K?
-HM: El balance es sencillo: es funcional y parte del «modelo» que proponen. Lo deja claro «El fútbol para todos» y otras cuestiones. Lo que no es para todos es la tierra, el trabajo digno, la educación, la salud y el arte. Y para esa tarea cuentan con artistas bien aceitados que funcionan acorde al «modelo». Existe un circo y adherentes incondicionales, pero no dejan muy claro qué es «el modelo».
LM: CFK está a punto de ser reelecta con índices que superan cualquier comparación, pese a que -como ha señalado Atilio Borón regentea un modelo económico que permanece inalterado desde Menem . ¿Qué opinas de esto?
-HM: No sólo que regentea este modelo económico y social sino que lo va a profundizar, con los agro negocios, agregando la industrialización de la ruralidad -una agricultura sin agricultores-. Esto va a alterar profundamente nuestra cultura y nuestra soberanía alimentaria estará en mano de las empresas que puedan desarrollar biotecnología con cultivos extensivos. Producirán alimentos a los que sólo podremos acceder en las góndolas caras de los supermercados. También extenderán las fronteras agrícolas con más desmonte, concentración y hacinamiento de los pobladores en las villas de las grandes ciudades. Todos estos años de modelo han generado una cultura de clientelismo, punteros y dependencia. Así mismo la participación de una clase media acomodaticia a la que le va esta economía y un progresismo que patea al arco mirando la tribuna y a su bolsillo.
-LM: El gobierno K ha distribuido, profusamente, subsidios para la realización de filmes nacionales, pero, ¿ha hecho algo para fomentar el teatro, para sostener o crear salas y producciones independientes?
-HM: El teatro puede ser masivo o no y ellos no van a aportar a un arte que generalmente no es masivo. El teatro requiere de una construcción grupal, fomentar el teatro – idea, para hacer circular el pensamiento crítico y lograr que el público, si es buen teatro, participe de una reflexión personal y social y eso es ajeno a los intereses del gobierno. La censura en este capitalismo puede ejercerse privándonos de recursos económicos, pero por suerte, el teatro puede hacerse aún «sin plata». Pasión y convicciones bastan. Para que el teatro sea revolucionario hay que distanciarse de la tradición romántica y hacer «visible lo visible», incluso ser crítico hasta del mismo proceso revolucionario. Hay tantas miradas como directores, actores y público.
-LM: ¿Haber asumido el teatro como un enorme compromiso con la vida y la lucha social te cerró puertas?
-HM: Se me cerraron casi todas las puertas, excepto las de los compañeros, que son las más importantes. Yo nunca viví ni pretendí vivir del teatro, siempre me las arreglé con la docencia y otros oficios y rebusques.
-LM: ¿Qué opina de la vinculación orgánica que muchos intelectuales, algunos amigos suyos, han establecido con el poder?
HM: Opino que estos intelectuales orgánicos negocian a la medida de sus necesidades.. Usan la realidad social como coartada y es tan precaria su verdad como el discurso que la sostiene. Reemplazan el lenguaje por una especie de jerga y algunos supuestos. Es imposible macanear en serio, aunque ellos piensen que tienen derechos por lo que hicieron con sus vidas, pero es imposible responder a la memoria de los compañeros caídos desde ese lugar. Frente a este panorama, compañeros como Vicente Zito Lema y otros -en los que me incluyo-, el único derecho que tenemos es el de resistir. Si no perdemos la bronca, si luchamos, si nos organizamos y encarnamos el discurso, tal vez todo cambie.
Si no podemos -pese a todos los esfuerzos- al menos, como señaló Envar El Kadri, «no pudieron convertirnos en ellos».
-LM: ¿Pensás volver a la ciudad?
-HM: Lo que produce dolor, produce arraigo. Aquí, con Jorgelina, tenemos nuestro pedazo de tierra, nuestra huerta, nuestra soledad y la compañía de nuestros vecinos. Quisiéramos regresar a la ciudad para compartir lucha e ideas acordes a nuestro ser, pero sabemos que dejaríamos el país real; el de los que sufren y son ignorados. A veces odiamos tanta resignación y queremos irnos- y creo que algún día nos iremos-, pero sabemos que los rostros de las víctimas más afectadas por este «modelo», los pibes, los ancianos, los desposeídos, los que sólo cuentan con su sola vida, nos acompañarán hasta el final.
contacto/comunicaciones: somostodosjuntos@yahoo.com.ar

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